El reto de Epicuro ante la adversidad

septiembre 18, 2025


Epicuro vivió en una época de incertidumbre: guerras, epidemias, pobreza, amenazas políticas y sociales. Frente a eso, su enseñanza no ofrecía una huida ilusoria, sino una estrategia concreta para enfrentarse al sufrimiento, al miedo y a lo imprevisible, manteniendo la serenidad interior. El reto de Epicuro ante la adversidad consiste en tres dimensiones principales:

Primero, discernir lo que realmente importa: Epicuro propone una distinción entre deseos naturales y necesarios (como alimentación, cobijo, amistad), deseos naturales pero no necesarios, y deseos ni naturales ni necesarios, esos últimos fuente frecuente de ansiedad. Al priorizar lo esencial y limitar lo superfluo, se reduce la exposición a frustraciones. 

Segundo, cultivar la ataraxia (tranquilidad del alma) y la aponía (ausencia de dolor corporal). Para Epicuro, parte de enfrentar adversidades es entender la naturaleza del dolor y del miedo, y mostrar que ciertos miedos —por ejemplo al futuro, a la muerte, a los dioses— son innecesarios o irracionales. Si eliminamos esas fuentes de perturbación mental, nuestra mente sufre menos aunque las circunstancias externas sean adversas. 

Tercero, construir una vida de placer modesto y amistad genuina. Epicuro da un gran valor a la comunidad, al compartir con amigos, al disfrutar de cosas sencillas, al vivir sabiamente y con moderación. En tiempos difíciles, tener vínculos de apoyo y centrar la vida en lo pequeño pero valioso puede ser un escudo contra la adversidad. 

El reto real es mantener estas prácticas incluso cuando lo externo parece demandar lo contrario: cuando la carencia, la enfermedad, la tragedia golpean; pues costará evitar deseos innecesarios, evitar comparaciones, evitar miedos profundos. Epicuro nos desafía a no dejar que la adversidad nos arrastre hacia la ansiedad, el resentimiento o la desesperanza, sino a que seamos conscientes de lo que controlamos (nuestras percepciones, nuestro juicio, nuestras elecciones) y aceptemos lo que no podemos cambiar.

En resumen, el reto de Epicuro ante la adversidad es aprender a vivir con menos sin sentirse menos, a encontrar placer en lo moderado sin caer en la indulgencia, a construir serenidad interior como refugio permanente frente a lo que el mundo pueda traer. Esa filosofía no promete un camino sin dolor, sino una forma de responder al dolor que preserve nuestra dignidad, nuestra paz y nuestra alegría íntima.

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