Cómo cultivar la serenidad usando enseñanzas estoicas
septiembre 18, 2025
Cultivar la serenidad a través del estoicismo implica incorporar en la vida diaria una serie de prácticas y actitudes que fortalecen el espíritu, reducen la turbulencia emocional y permiten mantener la paz interior pese a los altibajos del mundo externo. Primero, los estoicos distinguen entre lo que depende de nosotros (nuestras opiniones, deseos, acciones) y lo que no (el pasado, los juicios de otros, los sucesos externos); comprender esa dicotomía del control libera mucha carga inútil, porque solo invertimos energía donde realmente podemos hacer algo. También, aceptar el momento presente —sin resistirse a lo que ya ha sucedido ni obsesionarse con lo que podría venir— es clave: esta aceptación no significa resignación pasiva, sino reconocer la realidad tal como es y elegir responder con calma. Otra enseñanza poderosa es practicar la virtud como guía: vivir según principios como la sabiduría, la justicia, la templanza y el coraje, pues actuar con integridad fortalece la coherencia interna y disminuye la disensión interna que genera el conflicto moral. Además, los estoicos recomiendan ejercicios mentales como la visualización negativa (“¿Y si pierdo lo que tengo?”), para apreciar lo que posees ahora y para estar preparado ante pérdidas, lo que reduce el miedo y la ansiedad. Reflexionar cada noche sobre las propias acciones —qué hiciste bien, qué podrías mejorar, cómo reaccionaste ante lo inesperado— también ayuda a construir serenidad, porque te acostumbras a examinar tus pensamientos y emociones con objetividad. Finalmente, la gratitud constante frente a lo que ya tienes, limitar los deseos innecesarios, y disminuir las expectativas externas son hábitos que suavizan el corazón: hacen que los bienes externos no determinan tu paz, sino que esta brota desde el interior. Incorporar todo esto con constancia —aunque sea en pequeños pasos— es lo que, según los estoicos, permite que la serenidad no sea una ilusión efímera, sino un estado sostenible, un refugio interior en medio de la tempestad.
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