Las sandalias de Epicuro: El placer de una vida sencilla y sin lujos

septiembre 12, 2025

 



La anécdota de las sandalias de Epicuro es una historia que ilustra la filosofía epicúrea de la felicidad y el placer, demostrando que la verdadera dicha no reside en el lujo, sino en la satisfacción de las necesidades básicas y en la ausencia de dolor.


La anécdota:

Se cuenta que Epicuro de Samos, el famoso filósofo griego que fundó la escuela del epicureísmo, recibió un par de sandalias de cuero de un amigo. Cuando se las probó, notó que eran muy cómodas y de excelente calidad, algo que no había experimentado antes. En lugar de sentirse feliz por la nueva posesión, Epicuro le escribió a su amigo: "Gracias, pero mis viejas sandalias me bastan, ya que no tengo dolor en mis pies".

En otra versión de la historia, Epicuro se contenta con un cuenco de lentejas, el alimento más básico y humilde de su época, mientras otros filósofos de su tiempo se deleitan en grandes banquetes. Cuando le preguntan por qué se limita a un alimento tan simple, él responde que ese plato le causa tanto placer como un banquete, ya que alivia su hambre y le permite disfrutar de la compañía de sus amigos sin preocupaciones.


La moral de la historia

Esta anécdota es la viva encarnación de la filosofía de Epicuro, que a menudo se malinterpreta como una búsqueda del placer hedonista sin límites. En realidad, el epicureísmo aboga por un tipo de placer mucho más sutil y elevado: la ataraxia o tranquilidad del alma, y la aponia, o la ausencia de dolor físico.

  • Placer como ausencia de dolor: Para Epicuro, el mayor placer no era un goce intenso y efímero, sino la ausencia de sufrimiento. Sus sandalias nuevas le daban comodidad, pero las viejas cumplían su función principal: evitar el dolor de caminar descalzo. Una vez que esta necesidad básica está cubierta, añadir más lujos no aumenta la felicidad.

  • La riqueza de lo esencial: Epicuro y sus seguidores se reunían en su famoso jardín de Atenas para discutir filosofía y disfrutar de la vida. Para él, la felicidad no provenía de las posesiones o la riqueza, sino de la amistad, la conversación, y la satisfacción de las necesidades más fundamentales. Las lentejas, por ejemplo, eran un manjar suficiente porque cumplían su función de nutrir el cuerpo, permitiendo que la mente se concentrara en cosas más elevadas.

  • La sencillez como camino a la libertad: La anécdota nos enseña que el deseo insaciable de más bienes materiales es una fuente de ansiedad y sufrimiento. Al aprender a contentarse con lo que es esencial, se libera el alma de la esclavitud de los deseos superfluos. Para Epicuro, la verdadera riqueza era la capacidad de ser feliz con muy poco, ya que eso significaba que la propia felicidad estaba enteramente bajo su control, no dependiendo de factores externos.

You Might Also Like

0 Reseñas

DANOS LIKE EN FACEBOOK