La vida de Sócrates: paradojas de la sabiduría
septiembre 16, 2025
Sócrates, el gran filósofo ateniense, vive en el recuerdo como una figura llena de sabiduría, pero también de paradojas que desafían lo que damos por sentado; su vida, sus enseñanzas y su muerte muestran que la verdadera sabiduría a menudo se encuentra en las contradicciones. Por un lado, Sócrates proclamaba: “solo sé que no sé nada”, reconociendo su ignorancia como punto de partida —una paradoja porque quien sabe poco afirma saber mucho, pero quien dice que no sabe nada se acerca más a la verdad. Por otro, sostenía que la virtud —la excelencia del alma— es conocimiento; lo cual implica que quien obra mal lo hace únicamente por ignorancia, nunca voluntariamente, otro contraste fuerte con la idea común de la maldad deliberada. Asimismo, pensaba que llevar una vida sin examinarla no vale la pena (“The unexamined life is not worth living”), afirmando que cuestionarnos, reflexionar sobre nuestras acciones y creencias es más esencial que acumular bienes o prestigio. Sócrates también enfrentó paradojas en lo moral: creía que sufrir un daño externo es menos grave que causar un daño al alma, lo cual revierte la intuición de que sentirse herido es lo peor. Y, finalmente, su muerte misma encierra paradojas: enjuiciado por corromper jóvenes y desafiar convicciones de su ciudad, aceptó la pena de muerte antes que renegar de sus principios, mostrando que la coherencia filosófica puede costar mucho, pero es, para él, el máximo testimonio de sabiduría. En síntesis, la vida de Sócrates nos enseña que la sabiduría no es certeza, sino cuestionamiento constante; que lo ético no siempre coincide con lo conveniente; que el valor puede estar en el sacrificio de lo seguro y que la verdad, muchas veces, vive en el espacio de lo contradictorio.

0 Reseñas