El día que Aristóteles dejó a Alejandro Magno

enero 22, 2025



La relación entre Aristóteles y Alejandro Magno es una de las más fascinantes de la historia, ya que une la filosofía con la conquista, la reflexión con la acción. Aristóteles, uno de los más grandes pensadores de la humanidad, fue el mentor del joven Alejandro, quien más tarde se convertiría en el conquistador del mundo conocido. Sin embargo, hubo un momento en el que sus caminos se separaron, marcando un punto de inflexión tanto en la vida del filósofo como en la del rey.

Desde temprana edad, Alejandro recibió la educación de Aristóteles en la ciudad de Mieza, un lugar apartado donde el joven príncipe macedonio aprendió filosofía, ciencia, ética y política. Aristóteles inculcó en Alejandro una visión del mundo basada en la razón y la virtud, enseñándole que un gobernante debía ser no solo fuerte, sino también sabio y justo. Bajo la tutela de Aristóteles, Alejandro se familiarizó con las obras de Homero, en especial con la 'Ilíada', que se convertiría en su libro de cabecera durante sus campañas militares.

A medida que Alejandro crecía y asumía el poder, su ambición de conquista lo llevó a expandir su imperio más allá de lo que jamás se había imaginado. Sin embargo, esta ambición también comenzó a generar tensiones entre él y su antiguo maestro. Aristóteles, fiel a sus principios filosóficos, sostenía que el propósito del liderazgo debía ser la búsqueda del bien común, mientras que Alejandro, impulsado por su deseo de gloria, buscaba expandir su dominio sin límites.

El punto de quiebre definitivo se produjo cuando Alejandro adoptó costumbres orientales y comenzó a considerarse a sí mismo como un ser divino. Aristóteles, con su visión racionalista y su fuerte arraigo en los valores griegos, no podía aceptar esta transformación de su antiguo alumno. Para Aristóteles, la verdadera grandeza no residía en la conquista territorial, sino en la conquista del conocimiento y la virtud.

Se dice que Aristóteles dejó la corte de Alejandro y regresó a Atenas, donde fundó el Liceo, su famosa escuela filosófica. Allí continuó su labor de enseñanza y reflexión, alejándose de la política expansionista de su antiguo pupilo. Aunque ambos siguieron caminos distintos, la influencia de Aristóteles en la formación intelectual de Alejandro perduró hasta el final de sus días.

Esta separación entre el maestro y el discípulo refleja un contraste entre dos formas de entender el mundo: la del filósofo que busca la sabiduría y la del conquistador que persigue la gloria. La historia de Aristóteles y Alejandro nos invita a reflexionar sobre la importancia de los valores y cómo las ambiciones personales pueden alejarnos de quienes una vez fueron nuestros mentores.

Consejo: Aprende de tus maestros, pero también ten la valentía de seguir tu propio camino. La sabiduría consiste en encontrar un equilibrio entre la enseñanza recibida y las decisiones que tomamos por nosotros mismos.

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